Antonio Banderas

Antonio Banderas

“Los artistas iberoamericanos somos un vehículo poderoso para entendernos”

Fotografía: EFE/Ballesteros
Texto: Macarena Soto

José Antonio Domínguez Bandera nació en Málaga el 10 de agosto de 1960. Hijo de una profesora, Ana, y de un policía, José Domingo, amó desde pequeño la cultura de su tierra y pronto iría a probar suerte en la capital española, donde se forjó como una de las referencias del cine iberoamericano.

A Antonio Banderas hace ya mucho que le paran por la calle, que levanta pasiones, admiración e interés por todas sus facetas. Sus casi cuarenta años de interpretación le han convertido en uno de los artistas iberoamericanos referencia, de los que dice que son un “vehículo extraordinariamente poderoso” para llegar a entendernos como sociedad.

El actor, muy comprometido con la defensa de los derechos humanos y uno de los grandes defensores de la cultura iberoamericana, pide que las Cumbres Iberoamericanas den “un voto de confianza” a los artistas de la región.

“Los artistas iberoamericanos son un vehículo extraordinariamente poderoso para la interrelación y el entendimiento profundo entre nuestros pueblos”, escribe Banderas desde Rusia, en uno de sus innumerables viajes para promocionar su trabajo.

Ganador del Goya de Honor en 2014, sus primeras películas se remontan a la “movida madrileña” de los años 80 en la que conoció al ya consagrado Pedro Almodóvar, quien le dirigió en alguno de sus filmes más populares como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Átame o La piel que habito.

Pese a que pudo quedarse en las fronteras españolas, Banderas quiso probar suerte en América Latina y en Hollywood donde no tardaría en encontrar el lugar desde el que reivindicar el castellano y la industria del cine en español.

Los iberoamericanos “compartimos un deseo de superación desde la alegría y el anhelo de justicia”, asegura el actor, convencido de que “decir que es sólo la lengua” lo que nos une “no representaría la verdad de esa unión en toda su complejidad”.

“Creo que compartimos una forma de entender la vida, de afrontarla con una gran capacidad de sacrificio y un deseo común de superación desde la alegría de vivir y el anhelo de justicia”, insiste el malagueño.

Considera que hay que “tomar conciencia de nuestras propias posibilidades” así como de ser capaces “de lograr una unión efectiva y práctica que nos permita alcanzar nuestro sueño como comunidad”.

Intérprete polifacético, en las últimas cuatro décadas encarnó a héroes como el Zorro, fue la voz inglesa del gato con botas de Shrek o se develó cantante representando a un mariachi, habilidad que le valió el beneplácito de Broadway durante varios musicales.

Guiado por directores como Almodóvar, Woody Allen, Robert Rodríguez o Brian de Palma, colecciona premios y papeles emblemáticos y está seguro de que la cultura “ha sido capaz de abrir la puerta a un pensamiento más complejo y rico de la realidad”.

“He tenido la suerte de rodar y de compartir el talento y la idiosincrasia de un buen número de países latinoamericanos”, contextualiza Banderas, quien dice que este contacto le abrió “la posibilidad de conocer de cerca las diferentes realidades económicas, sociales y culturales” de sus “hermanos latinoamericanos”.

Así, el cine le ha llevado a rodar en múltiples países de la región, desde Argentina hasta Venezuela, pasando por Colombia, México o Chile: “he tenido la suerte de contactar y añadir a mi persona un acervo que siempre mantendré en el fondo de mi corazón”.

Recuerda que fue muy joven, a los 14 años, cuando comenzaría a hacer teatro en Málaga, un arte escénico desde el que, apunta, se desenvolvieron “un grupo importante de actores españoles que realizaron un gran trabajo en el mundo del teatro en castellano”.

“Sus nombres nunca salieron de las fronteras de mi país, pero produjeron un gran impacto en mi vida”, asegura Banderas antes de mencionar a José Bódalo, José María Rodero, Agustín González, Fernando Fernán Gómez o “la maravillosa” Nuria Espert.

Asimismo, también se reconoce influenciado por actores anglosajones como Marlon Brandon, Robert de Niro, Peter O’toole o Meryl Streep sin olvidarse de intérpretes de otras latitudes como Marcello Mastroianni, Jean Paul Belmondo, Bruno Ganz, Norma Aleandro o Alfredo Alcón.

Para Banderas, ser actor va más allá de la interpretación y la fama que el éxito conlleva: “entiendo que soy actor como un modo de conocer mejor, tanto a mí mismo como al mundo que me rodea”.

Confiesa que su llegada a Madrid así como los años posteriores fueron “duros y apasionantes”, pero se sintió empujado por una inquietud que le conquistó en su infancia, cuando fue “un niño soñador y curioso que sintió en un momento determinado la necesidad de volar y explorar territorios en el mundo de la interpretación”.

Pese a los muchos años que lleva viviendo y trabajando fuera de España, la industria española es un mercado que sigue conociendo de primera mano, donde también se ha atrevido a ponerse tras las cámaras para dirigir algún filme.

“El cine español está en continua transformación”, opina, antes de lamentar que “a la ingente cantidad de talento” haya que “unir las dificultades económicas inherentes a la actividad cinematográfica”.

No obstante, rescata que “a pesar de todo, existe una gran variedad tanto en los contenidos como en las formas en nuestro cine, que ha logrado llamar la atención tanto a nivel nacional como internacional”.

Sobre el cine de la región, Banderas tiene claro que puede emocionar más allá de nuestras fronteras, dada “la capacidad de los creadores autóctonos para desmenuzar desde dentro la vida, las relaciones humanas y los eventos que tienen que ver con el relato de nuestra existencia”.

En ese sentido, se detiene en la relación de nuestra industria con la estadounidense, que define como una conexión de “claros-oscuros” pero que, con el paso de los años y “tras el sacrificio de muchas generaciones de creadores, ha conseguido encontrar un espacio que hoy en día se mide desde el respeto y la admiración”.

“Sin duda, nunca hay una meta establecida, como decía el poeta español Antonio Machado, se hace camino al andar”, remata.